Nani Roma celebra su victoria en el Rally Dakar: “El triunfo borra los momentos difíciles” | Deportes | EL PAÍS
Nani Roma arribó a la línea de meta en Shubaytah, en pleno corazón del desierto de Rub al Khali, visiblemente emocionado. El piloto catalán, de 52 años, es el único español que ha conquistado el Rally Dakar tanto en motos (2004) como en coches (2014). Con este logro, celebró su primera victoria de etapa desde la edición de 2015, marcando también el primer triunfo para Ford en este rally, considerado el más exigente del planeta. Para él, este triunfo representa la recompensa a un par de años muy difíciles en el ámbito personal. En 2022, se enfrentó a un sorprendente diagnóstico de cáncer de vejiga, el cual logró superar tras someterse a quimioterapia y a la extirpación y reemplazo del órgano. En ese momento, había expresado que era el golpe más duro e inesperado de su vida, hasta que en mayo de 2024 recibió una noticia aún más devastadora: su hijo Marc, de 16 años, había sufrido un accidente de motocross que le dejó sin movilidad en las piernas.
“Ganar hace que te olvides de los malos momentos, y te das cuenta de la realidad, de por qué vale la pena esto que hacemos. Estoy muy contento por el equipo, por Àlex (Haro, su copiloto), después de un rally muy duro para nosotros desde el principio”, comentaba Roma, la voz entrecortada, nada más bajarse del vehículo. “La energía que gastamos para preparar una carrera es muy alta, y cuando vienes de una situación personal complicada todavía es más alta. Vengo de un año muy duro, y nunca había trabajado tanto para llegar bien a la carrera. El tercer día nos quedamos fuera cuando veníamos gestionando muy bien todo, pero de repente ‘boom’ y te quedas fuera. Así es el deporte”, agregaba antes de quedarse sin voz.
En la presente edición, su mantra, a pesar de los numerosos golpes sufridos en carrera, siempre ha sido el mismo. “Los problemas que tienen solución no son problemas”, ha repetido jornada tras jornada. “En la vida tenemos poco de lo que quejarnos”, señalaba cuando un problema mecánico le dejó fuera de la lucha por la general en la etapa de 48 horas. Por mucho que dolieran los 17.000 kilómetros de pruebas acumulados con el Raptor T1+, las horas de gimnasio para pulir un físico siempre necesitado tras la factura del cáncer, lo más complicado era buscar la motivación para seguir en carrera y aguantar otra semana y media lejos de casa, donde su hijo sigue recuperándose de la lesión medular sufrida.